Siguiendo mi instinto llegue
a esa ciudad en la que nunca había estado.
No tenía con la lógica mucho
sentido estar ahí, pero me dejé llevar por lo que sentía.
Sabía para qué había ido,
pero no me lo había terminado de blanquear, mas bien había construido algunas
excusas que lo justificaran como si la sola necesidad de ir no fuera mas que
suficiente.
Encamine aquel día con
bastante solemnidad, ya que mi misión era “muy importante”.
Tenía mi cara seria y
caminaba por la calle en sintonía con la importancia que tenía aquello que iba
a hacer.
Dedicarle tiempo a algo que
me interesara o llamara mi atención de explorador significaba un acto egoísta
que no correspondía con mi misión allí.
Así que ese día contuve,
entre otras cosas, mis ganas de entrar en una galería ( las galerías me pueden,
sobre todo si son viejas y grandes ), también pasé por una verdulería que tenía
frutas que nunca había visto y contuve mis ganas de charlar con el verdulero y
que me contara sobre ellas.
Pasé por un concesionario
Nissan y vi el nuevo “Nissan Note”, y contuve mis ganas de conocer el tablero y
su interior, y también contuve mis ganas de sacar fotos a un edificio
racionalista muy particular que se observaba de la mano de enfrente.
Definitivamente este no era
yo, pero claro, estaba comportándome correctamente y en concordancia con aquel
importante día.
Así anduve un rato mas, y el
sabor de que algo no andaba bien conmigo comenzaba a crecer.
Decidí prestarme atención,
así que seguí andando, pero reflexionando sobre lo que sentía, y fue en ese
momento en el que observé un colibrí.
Si bien es un animal que
siempre me pareció atractivo y simpático, esta vez observarlo tenía otro
sentido.
Me quedé mirándolo un rato largo entre aquellas flores.
Era delicioso como se desplazaba, y con la precisión con la que metía su fino pico entre los pétalos.
Era delicioso como se desplazaba, y con la precisión con la que metía su fino pico entre los pétalos.
Él, estaba siendo quien era, haciendo lo que quería.
Disfrutaba de su tarea y
generaba consecuencias fundamentales a la vez.
Sentí que yo debía SER COLIBRI.
Decidí hacer todo lo que
quisiera y sintiera, sabiendo que de esa
manera mi misión estaría asegurada.
Doblé la apuesta, y entendí
que la única manera de que mi misión
sea exitosa era saboreando cada minuto de mi existencia, siendo quien yo soy.
Dediqué el tiempo que sentí a cada cosa que
deseaba, y además elegí hacerlo con felicidad.
Yo soy feliz, alegre, curioso, creativo, explorador, observador, tesonero, sensible, sensual, libre, cariñoso, cálido, divertido, así
que con esas cualidades brillando 100 %, es la única manera de generar las
consecuencias para las que fui llamado.
El universo entero funciona
de esta manera, solo que yo, a veces me olvido y creo que se requieren de mi
cualidades que no son las mías para construir algo y cumplir mi misión.
Decidí que es mejor SER COLIBRÍ